La destrucción se convierte en un factor decididamente devastador en Bad Company 2, dejando lo que habíamos visto en el original en pañales. Pero las novedades tecnológicas están lejos de ser el único incentivo de la secuela, puesto que también habrá abundantes añadidos jugables, una campaña inédita en un escenario nuevo y un multijugador que se apunta a la cada vez más habitual moda de gradar el progreso del jugador hasta extremos de gran profundidad.
La orientación narrativa al más puro estilo de la película Tres Reyes, que ya pudimos ver en el primer Battlefield Bad Company, vuelve a deparar una avalancha de sentido del humor en su segunda parte, y es que los chicos de DICE quedaron muy satisfechos con su tratamiento de guión y personajes.
Volveremos a ser Preston Marlowe, uno de los miembros de la Bad Company que, una vez más, vuelven a ser la avanzadilla del ejército en las misiones más peligrosas que tienen lugar en territorio hostil. En la primera parte desertábamos de las filas para perseguir un tesoro, pero en la segunda las cosas se pondrán algo más serias y se acabarán las aventuras independientes tras las líneas enemigas para que el pelotón se “ponga las pilas” y haga lo que es su deber.